Las Misiones sociales constituyen
hoy por hoy una de las obras de mayor importancia y trascendencia del
gobierno del presidente Chávez. Son millones los ciudadanos y no
ciudadanos que han sido beneficiados al menos de una de las misiones,
y que han mejorado sustancialmente su calidad de vida. Su creación
representa la gran preocupación que sentía el Comandante respecto a
las necesidades más apremiantes que arreciaban al pueblo venezolano
al inicio de la quinta república. Las misiones han traído felicidad
al pueblo.
Cuando llega el presidente Chávez
al poder (y después de haber soportado y franqueado toda suerte de
golpes políticos y económicos en el año 2002, colosales presiones
empresariales, etc.) comienza a diseñar mecanismos que le
permitieran al gobierno asistir a la población de menores recursos.
Después de pasarle lupa a la situación educativa, sanitaria y
alimenticia nacional mediante información estadística, el
presidente se percata de que la brecha es abismal. Los índices de
analfabetismo, de población flotante de bachilleres, de personas
desasistida medicamente, de desnutrición eran realmente alarmantes y
algo se debía hacer inmediatamente. Sin embargo, todo estaba en
contra del presidente Chávez. No solo cierta clase política se
erizaba contra el presidente, sino que la estructura misma del
sistema imperante en Venezuela la impedía al presidente Chávez
maniobrar por canales ordinarios. Las universidades apelaban
hipócritamente a la trillada y poca prístina “autonomía
universitaria”. Los hospitales alegaban incapacidad
infraestructural frente a una creciente población que reclamaba ser
atendida. Los académicos, algunos de ellos, afirmaban que un
programa social de alfabetismo seria improductivo ya que los estudios
en materia de aprendizaje de adulto señalaban que el cerebro a
cierta edad y sin educación formal poseía menos capacidad de
aprendizaje, etc., etc., etc. Nadie en verdad quería cooperar. Nadie
quería servir al pobre y menesteroso. Era la lucha de David contra
Goliat. Y Chávez venció a Goliat.
Chávez demostró que otra forma de
hacer las cosas era posible. Rompió todos los esquemas establecidos
y prácticamente ridiculizo la ciencia de los “sabios y
entendidos”. Además Chávez demostró que existe una fuerza que
puede derribar todas las barreras y obstáculos, que puede franquear
todas las montañas y que puede saltar todos los mares de
dificultades. Una fuerza desconocida para muchos en aquel entonces.
Chávez demostró lo que puede capaz la fuerza del amor.
En una próxima entrega estaremos
hablando de la primera gran misión creada por el presidente Chávez.
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