La Misión Robinson es la misión
primigenia del presidente Chávez. Fue el primer fruto de su gobierno
y, en lo personal, de su conciencia sobre la educación y de su
sentir social. Ella fue concebida en razón de las tremendas
necesidades educativas que afrontaba el país para aquel entonces;
las cuales el presidente Chávez asumió orientado por el objetivo de
encarar decididamente los problemas para darles solución en la
naciente quinta república. De un análisis y evaluación de estos el
presidente Chávez determina que la prioridad de entre todas las
necesidades en materia educativa era la de hacer frente al creciente
problema del analfabetismo.
En efecto, en Venezuela el
analfabetismo alcanzaba para el año 1999 la cantidad de 1.600.000
personas que no sabían leer ni escribir. Pero ganas no les faltaban
a estos venezolanos. Solo que el Estado capitalista venezolano antes
de Chávez no valoraba ni le importaba ese notable e ineludible
problema social. No era para ellos prioridad. No les interesaba a los
políticos capitalistas venezolanos educar al pueblo sino
esclavizarlos. Solo les interesaba hacer de la deficiencia educativa
un mecanismo para ganar votos. Pero cuando llega el gigante de Sabaneta, humanistas como era, revierte decididamente esa situación,
incluso a contrapelo de lo que le “aconsejaban” los sectores
académicos de país, y lanza una misión tomando como bandera el
pensamiento de Bolívar: “Moral y luces son nuestras primeras
necesidades”, cambiando la forma de hacer gobierno en el país.
Así nace la Misión Robinson, cuyo
nombre invoca la memoria de nuestro celebre filósofo y maestro Simón
Rodríguez, quien usaba el seudónimo de Samuel Robinson a causa de
los vientos tempestuosos que se alzaban en razón de la revolución
anti imperio español del que el filósofo expresaba ideas
contrarias. Maestro del Libertador Simón Bolívar, acuño la frase:
“o inventamos o erramos”, que ha sido también unos de los ejes
ideológicos de la Revolución Bolivariana. En efecto, ya lo había
dicho Robinson: “Los gobiernos deben ser en la primera escuela el
fundamento del saber y la palanca del primer genero conque ha de
levantar los pueblo al grado de civilización que pide los siglos. El
interés general está clamando por una reforma de la instrucción
pública, la América esta llamada por las circunstancias a
emprenderla; la América no debe emprenderla servilmente sino ser
original, enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán quien
haga. La guerra de independencia no ha tocado a su fin.” Fue el
sendero que el maestro le marco también a Chávez.
La Misión Robinson constituye una
modalidad educativa de alfabetización basada en un método de
aprendizaje para personas adultas de comprobada efectividad
desarrollado por Cuba. Un rasgo importante de esta modalidad no era
otra que la ampliación a gran escala del radio de acción como
estrategia para alcanzar el objetivo de alfabetizar en al mayor
número de venezolanos y venezolanas el menor tiempo posible. Esto
marcaria la diferencia entre anteriores programas de alfabetización
implementados por los gobiernos de la era pre-Chávez, y la Misión
Robinson de la era chavista: La masificación. Y gracias a la
masificación podría cubrirse un requisito de la Revolución
Bolivariana: la de tener un pueblo culto. Era y es una necesidad
revolucionaria. Así lo entendía el presidente Chávez.
La táctica metodológica de esta
estrategia (así lo concebía el Comandante Chávez, como estrategia
y táctica, aplicando sus conocimientos marciales adquiridos en la
“Casa de los Sueños Azules”, la Academia Militar de Venezuela)
era el método “yo sí puedo” provisto por los hermanos
cubanos. Este método, galardonado por las Naciones Unidas, también
selló diferencia con respecto a anteriores métodos del pasado, como
el método Acude. El método Acude agregaba, además del
tradicional libro de texto o cartilla, un conjunto de herramientas
fonográficas como cassette y discos de acetato. Pero el método yo
sí puedo de los cubanos va un poco más allá pasando a la
alfabetización con videos y herramientas de video en formato VHS y
después en DVD, además de tener elementos didácticos y
androgógicos intrínsecos al método mismo derivados de los más
recientes avances pedagógicos que su creadora, la Dra. Leonela
Relys, le pudo adaptar.
De esta manera arranca la Misión
Robinson un primero de julio del año 2003 en todo el territorio
nacional. De inmediato se activa el apoyo de todos los sectores
populares de toda Venezuela. El apoyo es masivo. Miles y miles de
voluntarios se van sumando a la actividad misionera. Jóvenes y
ancianos, hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes inician
un verdadero proceso de transformación cultural. Los resultados no
se hacen esperar. En tan solo cinco meses y medio la Misión logra
alfabetizar un millón de personas. Una verdadera revolución
educativa en un profundo proceso de inclusión que da marcha la
Revolución Bolivariana conducida magistralmente por el Comandante
Hugo Chávez.
La máxima conquista del pueblo fue
la de que en el 2005 Venezuela se declarase “Territorio Libre del
Analfabetismo” por la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Un logro de la
Revolución Bolivariana que asombró, impactó y motivó al mundo
entero a seguir el ejemplo.
Actualmente la Misión continua en
su función en su segunda fase: la de concluir los estudios de la
escolaridad primaria (Llamada Misión Robinson II). Además, se ha
constituido la Misión Robinson III, que consiste en la formación de
círculos de lectura y estudios como colectivos de egresados de la
Misión que prosiguen sus estudios en la Misión Ribas. El balance de
la Misión Robinson da razón de 1.800.000 personas alfabetizadas,
entre estas unas 40.000 son indígenas (quienes han aprendido a leer
y a escribir en castellano y en su lengua aborigen), 7.250 personas
discapacitadas, 1.500 convictos o privados de libertad, entre otros.
Nada de esto hubiese sido posible en
un sistema capitalista, donde la educación no es otra cosa que una
mercancía que se vende muy caro.
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